Foto: Álvaro Vázquez |
Getafe sediento de un goleador, eran los ingredientes perfectos para que el de Badalona echara el resto en su regreso al Coliseum. Por esfuerzo, que no quedara. De Segovia a Alemania, donde el Getafe iba a vivir literalmente entre los bosques del norte de Baviera, con su cuartel general en la ciudad de Bad Bocklet. Y allí, quizá inspirado por el entorno, el delantero comenzaba a ver los primeros brotes verdes de su particular temporada, con cuatro goles en los cuatro amistosos azulones en tierras germanas. Para finalizar su preparación, los de por entonces Cosmin Contra jugarían otros cuatro partidos más en España e Italia, en los que Álvaro sumaría dos nuevos goles que le harían alzarse con el pichichi getafense de la pretemporada, con un total de seis tantos. Cosmin tenía nueve, el Getafe tenía nueve.
El comienzo de Liga iba a prolongar el idilio del delantero con el gol, dando tres puntos vitales al equipo en la segunda jornada ante el Almería. Un centro de Freddy Hinestroza desde la izquierda iba a ser remachado por Álvaro con la espalda, demostrando que este año, por lo civil o por lo criminal, los goles iban a seguir llegando. Sin embargo, para la cuarta jornada ante el Valencia, Álvaro ya no podría entrar en la convocatoria. En el entrenamiento previo al choque frente los che, el azulón iba a sufrir una luxación del hombro izquierdo que le iba a dejar fuera de combate, ya que tras pedir opinión a diversos especialistas, no podía escapar del quirófano. El tiempo de recuperación se estimaba en tres meses, y Álvaro volvía a empezar de cero.
Apenas dos meses después, buenas noticias llegaban desde la Ciudad Deportiva. Álvaro comenzaba a trotar por el césped de las instalaciones azulonas, y en tan sólo diez días más, estaba completamente integrado al trabajo con el grupo. El delantero acortaba plazos y entraba en una convocatoria dos semanas antes de la fecha estimada en un principio, reapareciendo en partido de Copa ante el Eibar. Ese cinco de diciembre el futbolista iba a tener sus primeros minutos, entrando al campo a media hora del final y marcando un precioso gol de tacón. El resto del mes iba a servir para que Álvaro siguiera sumando minutos progresivamente, y acabaría el año con sus primeros noventa minutos desde septiembre en el último partido de 2014 en Granada.
Todo estaba listo de nuevo para que Álvaro mostrara su mejor versión, y el delantero no iba a decepcionar. Un arranque de 2015 en estado de gracia dejaba un bagaje de seis goles en nueve partidos de liga, con tantos muy importantes en las victorias ante Celta, Sevilla y Espanyol que relanzaron la temporada azulona. Álvaro se reivindicaba como auténtico hombre-gol del Getafe, cogiendo el testigo de Karim Yoda como máximo realizador del equipo y viviendo su mejores días en el Coliseum. Riachuelos, superación, y por fin, la gloria.
Pero en una temporada llena de obstáculos tanto en lo institucional como en lo deportivo para la entidad del sur de Madrid, el nueve iba a recibir su segunda ración de problemas de la temporada. Tras la derrota ante el Valencia, Álvaro abandonaba Mestalla con evidentes gestos de dolor en su hombro derecho, el no operado. El jugador había vuelto a sufrir una luxación, pero en este caso las pruebas indicaban que todo iba a quedar en un susto, y Quique y la grada respiraban. A pesar de que en un principio la dolencia no parecía grave, las molestias en su hombro se le iban a reproducir al azulón en las sesiones previas al encuentro ante la Real Sociedad en el Coliseum, teniendo que retirarse a la caseta pero llegando al partido y jugando de titular. Álvaro seguía en los terrenos de juego gracias a una protección que debería llevar para el resto de la temporada, pero que le impedía realizar algunos movimientos al 100% o correr de forma completamente natural.
El episodio definitivo llegaría en el pasado compromiso liguero ante el Villarreal, en el que tras un choque con Bailly, Álvaro volvía a ver como se le salía el hombro derecho. El equipo médico lograba colocárselo y el delantero podía continuar y terminar el partido, pero en la vuelta al trabajo Álvaro volvía a tener otro susto, y decidía reevaluar su situación junto con los médicos. El diagnóstico era claro: para eliminar para siempre sus problemas, el delantero debía volver a pasar por el quirófano. Con el equipo muy cerca de la salvación pero sin tenerla matemáticamente, jugador, cuerpo técnico y médicos esperaron varios días para decidir cual era el mejor momento para operar al jugador, en caso de que aún pudiera volver a aportar en algún partido. Pero ni la decisión ni la fecha tardarían en llegar, y el próximo viernes 24 el futbolista azulón será intervenido y se perderá lo que resta de temporada, frase que lamentablemente se ha hecho muy habitual en las últimas semanas en el Coliseum. El delantero catalán ha luchado por seguir hasta el final, pero el hombro ha terminado por acorralarle y dejarle sin alternativa.
Álvaro cierra la temporada con siete goles en Liga y dos en Copa, firmando los mejores números de su carrera a pesar de quedarse en apenas 26 partidos disputados en todas las competiciones. El futbolista comentó al llegar de su cesión en el Swansea que el año en la Premier League le había hecho crecer muchísimo como jugador y como persona. No quiero ni pensar al Álvaro que nos vamos a encontrar el año que viene después de la más que borrascosa temporada azulona y de sus problemas con los hombros. Abran paso, que llega Álvaro Vázquez.