Foto: Slovan Bratislava |
Con `la mili hecha´ y de camino a cumplir los 21 años, el defensor trata de dar un salto cualitativo en su carrera, probando suerte como tantos y tantos jóvenes de la inagotable cantera argentina. En 2009 compite con el Atlético de Rafaela, y en 2010 con Sportivo Belgrano, donde acaba completando los torneos apertura y clausura y se coloca en el mapa. Sin embargo, la gloria le iba a llegar muy lejos de su patria, pasando a formar parte del numerosísimo grupo de jugadores que desde América nutren al fútbol mundial. Una prueba para ojeadores europeos le lleva a firmar con el Senica eslovaco en enero de 2011, y con 22 años Nicolás Gorosito da el salto al viejo continente. Y además a un destino un tanto exótico.
A Eslovaquia llega un jugador ya prácticamente definido, batallador, competente con los pies, con ADN de central argentino, y con imán para los balones por alto, haciendo más y más pequeño al rival cuanto más se aleja el balón del pasto. Gorosito aprovecha sus virtudes para irrumpir con fuerza en una de las ligas pequeñas del corazón de Europa, en la que desde muy temprano iba a dejar de pasar desapercibido. Inmune a las lesiones, el zaguero acumula temporada y media prácticamente ininterrumpida con el Senica, donde suma cuatro goles, queda subcampeón de liga, y se corona como mejor defensa del torneo. Lidiando exitosamente con la evidente barrera idiomática y el muy diferente estilo de vida, Gorosito se adapta y alcanza un nivel excelente, llamando la atención del club más laureado de Eslovaquia, el Slovan de Bratislava. Wladimir Weiss, técnico por entonces del conjunto celeste, adopta una estrategia curiosa para seducir al defensa, que no es otra que aprovechar cada aparición pública para hablar de él. Justo cuando, por insistencia, ya casi podía escuchar a Weiss en sueños y en un perfecto acento argentino rogándole un "venite a Bratislava", surgía el interés desde Ucrania, con la posibilidad de recaer en una liga y conjunto bastante más potentes. Decisiones. A medida que ese interés se diluía, el proyecto del Slovan iba convenciendo más y más al futbolista argentino, que acababa llegando a la conclusión de que luchar cada año por los títulos e intentar clasificarse para Europa era exactamente la clase de reto que andaba buscando. El defensa se queda en Eslovaquia para seguir progresando, ser importante, y garantizarse minutos.
Gorosito firma con el Slovan por cuatro temporadas en junio de 2012, haciendo muy feliz a un Wladimir Weiss que dejaría el club tan sólo un mes después. A eso se le llama timing. Lo que pudiera haberse quedado en una anécdota más se convierte en la norma, puesto que el central iba a conocer hasta seis entrenadores en sus tres años y medio en Bratislava, y todos con una cosa en común: ponerle en el once. Sin tiempo para digerir la marcha del hombre que más empeño puso en traerle, el zaguero se concentra en lo que había venido a hacer, pelear por todo, disputarlo todo, y construir su historia particular con el mejor club del país. Y vaya si lo iba a conseguir. En su primer año en el Stadion Pasienky solamente se pierde un partido en toda la temporada, anota cinco goles, alza la liga y la copa, y a pesar de lo que cuesta a los hinchas locales pronunciar su nombre completo, "Goro" se convierte en uno de los jugadores más populares del equipo, devolviendo cada vez que puede ese calor a los aficionados y despachando camisetas con su nombre como rosquillas. Además, revalida el premio al mejor defensa, sumando el de mejor extranjero y por supuesto entrando en el once ideal de la competición. Gorosito se ha convertido en el káiser del campeón. En el `jefe´ de Eslovaquia. En el rey.
En la temporada 2013/14, el Slovan revalida el título de liga y se lleva la Supercopa, y Gorosito vuelve a ser nombrado mejor defensa del torneo. Incluso aparece por la embajada eslovaca en Buenos Aires durante sus vacaciones para ofrecer una camiseta. Es un tipo popular. Pero hay una espina clavada en su aventura en el pais europeo, y no es otra que pisar las prestigiosas competiciones continentales. En sus dos primeros años en Bratislava, el equipo caía a las primeras de cambio en sendas previas de Europa League y Champions, e iba a tener que esperar al tercer envite para encontrar más fortuna. A comienzos de la 2014/15 el Slovan disputaba la rondas preliminares de Champions League como vigente campeón eslovaco, pero Gorosito se las iba a perder por una lesión en el tobillo. Sus compañeros se encargaban de pasar las eliminatorias y llegar al playoff final, con la fase de grupos de Europa League asegurada y un último enfrentamiento con el Bate Borisov por una plaza en la máxima competición continental. El argentino llega a tiempo para disputar los dos partidos decisivos, pero el conjunto bielorruso les deja fuera. Mazazo.
Aún así, pasearse por Europa con el Slovan es uno de sus objetivos y lo va a poder cumplir. Nápoles, Sparta de Praga y Young Boys son los rivales del conjunto eslovaco en la fase de grupos de la Europa League, y a pesar de perder los seis partidos, encajar veinte goles, y marcar solamente uno, Gorosito puede tachar un sueño de la lista. Especialmente emotivo es el enfrentamiento con el Nápoles en San Paolo ante su compatriota Gonzalo Higuaín, en ese momento el `nueve´ de la seleccíon albiceleste, y en el escenario donde Diego Armando Maradona forjó parte de su leyenda, con lo que eso representa para todo futbolista argentino. Como si de un generoso flashback fruto del peligro de muerte inminente se tratara, a Gorosito se le pasa toda su vida futbolística por delante, revisitando desde sus primeros pasos en los campos de la competición rafaelina hasta las celebraciones por los trofeos en Eslovaquia, y pasando por las caras de todos y cada uno de sus rivales. Su carrera toca techo en la casa del `Pelusa´. A pesar del highlight europeo, la campaña 2014/15 termina sin títulos para el club, que incluso se resiente demasiado y queda tercero en la competición doméstica, y sin premios individuales para el defensa. El trono ya no es suyo, es de otro.
El proyecto del Slovan pierde fuelle y se va quedando sin alicientes que ofrecer al jugador argentino, pero su idilio con el país centroeuropeo está en lo más alto: ese mismo verano de 2015 tiene una hija con su pareja eslovaca e inicia trámites para obtener la doble nacionalidad. Gorosito, al que es muy difícil ver sin una sonrisa en la boca, sigue siendo feliz en Eslovaquia. Paralelamente, la última temporada de contrato en Bratislava iba a significar la caída en picado en el aspecto deportivo, después de que surgieran roces con la directiva. Nada más iniciarse la competición, el central es expulsado por roja directa en las previas de Europa League ante el University College Dublin. Aún estamos en el mes de julio y la temporada de Gorosito no echa a rodar de la mejor manera, después de irse a la ducha a la media hora de encuentro por una entrada en plancha a la altura de la rodilla del rival. El argentino estará disponible para el partido de vuelta de la siguiente eliminatoria en casa ante el Krasnodar ruso, pero el Slovan no consigue remontar el 2-0 de la ida y se queda fuera de Europa.
Gorosito comienza la liga de titular, tal y como había ocurrido cada año como un reloj desde que llegó al club, pero para octubre está jugando con el filial. El técnico del Slovan `II´ le llama para un partido, pero el problema llega cuando uno se convierte en dos, y dos en tres, con cero apariciones con `los mayores´. El defensa se remite a su contrato, en el que consta que es miembro específicamente de la primera plantilla, y ni una semana después ya está disputando de nuevo Liga y Copa junto a sus compañeros de siempre. ¿Ambiente enrarecido?, toma dos tazas. Su último encuentro con la camiseta celeste iba a llegar a principios de diciembre en casa ante el Zilina, en la jornada previa al parón invernal. Homenajes a viejas glorias del Slovan se suceden en los prolegómenos, y Gorosito salta al campo con un gorro de Papá Noel y un crío de la mano, síntomas del ya vigente espíritu navideño. Es un bonito día de fútbol y los locales vencen 2-1. En ese encuentro actúa como lateral derecho, demarcación que también se encuentra en su currículum, dejando un remate al exterior de la red, como no, de cabezazo a balón parado, y una asistencia de gol que se pasea por el área rival sin encontrar pareja de baile. `Goro´ está metido, y, aunque aún no sabe que ese iba a ser su último domingo futbolero en bastantes meses, parece querer saborear cada minuto de juego.
Durante las vacaciones de Navidad con su familia en Argentina, amigos le avisan de una nota oficial emitida por el Slovan. La directiva del equipo eslovaco, a la que no van a nominar en fecha breve a premios al tacto precisamente, cuelga un comunicado en su página web a dos días de la Nochebuena en el que anuncia que ya no cuenta con hasta siete jugadores, entre los que se encuentra Nicolás Gorosito. "Hay varios jugadores con los que no contamos a largo plazo y seria una pérdida de tiempo para todos que continuaran", reza la nota. Nadie del club se ha puesto en contacto con él para informarle de que no sigue, y el futbolista se entera de que ya no tiene equipo a través de Facebook. El rafaelino, cuyo contrato expiraba en junio, se acaba desvinculando del conjunto de Bratislava, y ya en pleno mes de enero decide volver a Eslovaquia para entrenar por su cuenta. No quiere dejar el país, y aunque su agente es optimista de cara a encontrar hueco en otro de los equipos punteros de la liga, finalmente esa llamada acabaría por no llegar nunca. El central lo ha intentado hasta el último segundo, pero cinco años después la liga eslovaca, que le ha dado tanto, sigue su curso sin Gorosito.
El 14 de junio su nombre es trending topic en la comunidad azulona. Nicolás Ezequiel Gorosito, que ha pasado los últimos seis meses en blanco, es el primer fichaje del Getafe para su proyecto en Segunda División. Ya con 27 años, el argentino vuelve a liarse la manta a la cabeza como hiciera al salir de su país, y empieza de cero en otra competición. En esta ocasión no existirá la barrera del idioma ni la de muchas costumbres, y con suerte no cambiará de mister cada seis meses y conservará a un compatriota dándole las órdenes. Su llegada es una agradable noticia para los aficionados, que ven como el club comienza a moverse en el mercado, pero su nombre no dice nada. Gorosito es un absoluto desconocido para los hinchas del Getafe, ajenos completamente a su aventura en Eslovaquia. Aun así, reciben con ilusión la llegada de otro central argentino al Coliseum, como manda la tradición. La afición teme encontrarse huérfana de referentes en su regreso a la categoría de plata, y su perfil ya ha dado alegrías en el pasado. Se asegura el viento a favor.
El cambio del azul al azulón es el primer paso para quitarse el mal sabor de boca de su fea salida de Bratislava, borrón espectacular en una época tan feliz. Gorosito ya `salió de la nada´ una vez, y se encuentra ante el reto de lograrlo de nuevo. En su pasado, éxitos en una liga menor, y ante sí, una competición que no tiene el glamour de la Primera, pero en la que sin actitud ni esfuerzo cualquiera te come la tostada. La Segunda no es baladí. Un salto cualitativo en su carrera que coincide con un vestuario azulón en reconstrucción, y que le da la oportunidad de luchar por abrirse camino y acabar viendo camisetas con su nombre también en el Coliseum. Gorosito ya rechazó en su día pasar de ser cabeza de ratón a cola de león, y en Getafe aún puede repetirse la historia, porque la corona no queda igual en la cola que en la cabeza. Larga vida al rey.